La caza de las focas es una situación que ha indignado al mundo. El hecho de que anualmente se acabe con la vida de miles de focas de una forma bestial, la gran mayoría bebés, es difícil de comprender, y más cuando se sabe que todo ello resulta para la obtención de su piel; piel con la que se elaboran prendas de vestir para la clase alta. Algo totalmente absurdo e innecesario.
Cada primavera los cazadores viajan en sus barcos a la costa este de Canadá con el fin de capturar el mayor número de focas que les sea posible sin importar si se tratan de crías o adultos. A las focas adultas por lo regular se les mata con rifles pues suelen escapar con mayor rapidez, pero si se trata de crías, prefieren reservarse las armas de fuego y utilizar el hakapik, una herramienta de madera pesada muy similar a un martillo pero en vez de una punta plana, lleva un pico muy puntiagudo.
Este gancho letal, en combinación con la fuerza ejercida, basta para aplastar un cráneo con un solo golpe. Una vez incrustado el hakapik, arrastran el cuerpo sin vida hacia el espacio donde se agrupan todos los cadáveres. Ellos procuran realizar las heridas en la cabeza, pues tienen órdenes de que la piel del cuerpo debe quedar lo más intacta posible, ya que perdería valor comercial.
El hakapik es una herramienta de madera con un enorme pico que utilizan para la matanza de focas.
Tan solo en dos días pueden acabar con la existencia de 150,000 focas. Esto se debe a que la gran cantidad de barcos dedicados a esta actividad trazan rutas que abarcan cientos o miles de km2. Fotografías aéreas que han sido tomadas durante estas temporadas, muestran la transformación de aquellos paisajes completamente blancos en tristes escenarios bañados de rojo.
La gran mayoría de las focas involucradas en esta masacre son las de la especie Pagophilus groenlandicus, mejor conocidas como focas pía o de Groenlandia. Lo más lastimoso del asunto, es que las autoridades canadienses permiten esta práctica y establecen cifras del número de individuos que se pueden capturar. Las cifras oficiales para 2015 son: 8,200 focas capuchinas (Cystophora cristata), 60,000 focas grises (Halichoerus grypus) y 400,000 focas pía; esto da un total de 468,200 fócidos.
Canadá es considerado uno de los países más desarrollados del mundo y este tipo de aprobaciones resulta ser bastante sorprendente, pues varias opiniones afirman que resulta decepcionante viniendo de una nación supuestamente civilizada y pacífica.
Focas bebés
A muchos de nosotros nos parece irritable esta situación, pues se trata de seres vivos completamente inocentes siendo irrumpidos en su hogar natural, pero, cuando se trata de recién nacidos resulta ser aún más atroz, más inhumano.
Gran número de pequeñas focas son masacradas incluso antes de haber probado sus primeras comidas sólidas o antes de haber entrado al mar; focas bebés son aniquiladas frente a sus madres.
Buenas noticias
La buena noticia de esto es que son muchas las naciones que prohíben la importación de pieles de foca y la demanda ha disminuido considerablemente. Además, las fuertes protestas y las campañas realizadas para detener la matanza han tenido gran impacto en la población.
Muchas naciones prohíben la importación de pieles de foca y la demanda ha disminuido considerablemente.
Figuras del medio del espectáculo que representan un ícono en la moda, así como artistas e intelectuales, se han sumado a esta causa para ayudar a promover el rechazo ante esta cruel práctica. Si Canadá no prohíbe por completo la caza de focas, el mundo puede dar la espalda, y es ahí cuando la labor en equipo rinde frutos.
Años atrás la matanza de fócidos no era muy conocida y se mantenía en secreto, pero hoy en día gracias a los medios electrónicos, gente de todo el mundo se ha unido para defender a estos inocentes y hermosos animales.
Dato memorable
No todo lo memorable es sinónimo de agradable. En el año de 1998, el ministro de pesca y agricultura de Terranova y Labrador, provincia atlántica de Canadá, declaró:
«Quisiera ver a estos seis millones de focas o cualquiera que sea su número, muertas y vendidas, destruidas o quemadas. No me interesa lo que pase con ellas. Cuantas más mueran más feliz seré». John Efford.
En 2003, fue nombrado ministro de recursos nacionales. (Nicholls, Steve. Paradise Found: Nature in America at the Time of Discovery. University of Chicago Press. 2009.)